Lorena Rodriguez «Lo veo a diario, desde que me levanto él está ahí… Con su sonrisa perfecta y su saludo de buenos días listo para iniciar mi mañana, es maravilloso verlo y mucho más abrazarlo, sentir ese amor bonito que sólo él me puede entregar.
Salgo a trabajar y él queda aún en casa, sin embargo cuando regreso no ha llegado y me preocupa pues no acostumbro a almorzar sin él, sin embargo la hora de ir al trabajo de nuevo se acerca y tengo que salir sin haberlo visto, pero no importa, una llamada me llena de tranquilidad pues su amor bonito por mi quiere preguntarme si comí bien y recordarme que él está ahí aún en la distancia de sus quehaceres.
Llega la noche y por fin nos reencontramos, de nuevo el palpitar de mi corazón hace de las suyas, la felicidad me acelera y la asombrosa hazaña de quererlo me eriza la piel. Aunque no siempre tenemos encuentros tan conmovedores creo que el solo hecho de pasar tiempo a su lado me hace la vida mucho más hermosa.
Sus abrazos me estremecen, su ternura me enloquece, es el hombre de mi vida… Nos llevamos una buena diferencia de edad y eso no influye en lo más mínimo en lo que sentimos, es un amor bonito que nadie puede acabar.
Ya es la hora de dormir, y con su beso de buenas noches recuerdo lo hermosa que es la vida y agradezco al cielo por permitirme compartir con él. No lo elegí yo, él me eligió a mi… Sus ojos me lo demuestran, sus mimos lo comprueban, es mi mejor regalo y por eso lo amo.
Es un amor bonito, es un amor perfecto, es un hombre ejemplar que jamás dejará de verme como su pequeña mientras yo admire la gracia de que el sea mi superhéroe, mi super Papá.»
