Como cuidar la dieta en el trabajo

Aunque a muchos nos gustaría que no fuera así, lo cierto es que hoy en día dedicamos la mayoría de nuestro tiempo a nuestro trabajo, convirtiéndose nuestra jornada laboral en la mayor porción de nuestros días. Esto es tan así que termina afectando a otras facetas de nuestra rutina diaria, como pueden ser nuestros ratos de ocio o nuestra alimentación. Respecto al entretenimiento, poco es lo que podemos hacer más allá de aprender a disfrutar de nuestro trabajo o intentar salir antes para dedicar más tiempo a nuestras aficiones, algo que además de divertido es necesario para no terminar saturados o incluso deprimidos.

Respecto a la dieta, aunque parece un punto igual de problemático, lo cierto es que con un poco de maña es más fácil aunarlo con nuestra jornada laboral. Desgraciadamente, la mayoría de nosotros trabajamos en oficinas o lugares similares, pasando la mayor parte del día sentados frente a una computadora comiendo cualquier aperitivo graso cuando tenemos un rato libre, muchas veces sin apartar siquiera la vista de la pantalla. De este modo, terminamos comiendo muy mal, algo que sumado a la rutina sedentaria sin ejercicio termina traduciéndose en algo de sobrepeso, un estado anímico más depresivo e incluso potenciales problemas de salud, especialmente coronarios y respiratorios. Es cierto que a la mayoría de nosotros el trabajo nos resta horas de descanso o diversión, pero no podemos permitir que además nos reste salud.

Comer en el trabajo

Sin embargo, como hemos dicho, este escenario apocalíptico es perfectamente reversible, basta con poner un poco de nuestra parte para romper esta rutina y llevar una dieta sana y equilibrada hasta nuestro lugar de trabajo. Si seguimos unas sencillas y prácticas recomendaciones no tardaremos mucho en comer mucho mejor en nuestro trabajo, algo que terminará repercutiendo no solo en nuestra figura, sino también en una salud de hierro y en un estado anímico mucho más positivo y alegre, para enfrentarnos con una sonrisa a nuestro día a día.

  • Huye de los menús para trabajadores. Aunque en las zonas donde se concentran los edificios de oficinas u otros trabajos abundan los locales especializados en comidas para trabajadores, lo cierto es que sus menús no son demasiado recomendables, ya que suelen abusar tanto de los alimentos grasos como de los fritos o la abundancia de aderezos. Si no nos queda más remedio que comer en uno de estos establecimientos un día, lo mejor es pedir carne o pescado a la plancha acompañado de ensalada, todo sin condimentar, para añadir en mesa la cantidad de aderezos exacta que queramos.
  • La comida casera es siempre la mejor opción. La única forma de estar seguros de que lo que comemos es lo más sano es preparando nosotros mismos nuestra propia comida. Esta opción no debería ser un problema, ya que en anuncios gratis en Internet podemos encontrar desde libros hasta cursos de cocina con infinidad de recetas. Lo ideal es que la cocina se convierta en un entretenimiento más y no en una obligación, ya que no tardaremos en darnos cuenta de que existen infinidad de opciones e ingredientes para preparar mil y un platos divertidos y sanos de forma rápida y sencilla.
  • Crea rutinas para alimentarte. Una cosa que siempre se debe de tener presente es que no solo importa lo que comamos, sino que también hay que tener en cuenta la forma en la que lo comamos. Nuestro cuerpo tiene memoria, y si comemos a horas irregulares y nos saltamos comidas entenderá que el acceso al alimento es un problema, por lo que se empeñará en guardar toda la grasa que comamos. La mejor forma de evitar esto es no saltarnos ninguna ingesta de comida y tratar de mantener unos horarios fijos, que no varíen más de treinta minutos de un día para otro, con lo que nuestro organismo sabrá que el alimento no es un problema y que no existe necesidad de guardar reservas de grasas de más.
  • Reparte la comida a lo largo de todo el día. Este consejo está muy ligado al anterior, ya que además de comer siempre a la misma hora, es muy aconsejable repartir este alimento durante toda la jornada. Así no solo reforzaremos a nuestro cuerpo la idea de que la comida no escasea, sino que también evitaremos picos de hambre y saciedad asociados a comidas demasiado copiosas. No hace falta recordar que para estos tentempiés, no debemos recurrir a dulces o bollería industrial llenos de grasas saturadas, ya que siempre será más sano tomar una pieza de fruta o una torta de cereales.
  • Nunca comas solo frente a la computadora. Como decíamos al principio, es común terminar comiendo mientras trabajamos, quizás por falta de tiempo o por pura inercia. Este comportamiento no es nada recomendable, ya que muchas veces ni somos conscientes de lo que comemos y terminamos ingiriendo alimento de más. Lo mejor es convertir la comida en un acto social con nuestros compañeros de trabajo, ya que no solo reforzaremos lazos con una buena charla, sino que sin darnos cuenta espaciaremos más nuestros bocados, con lo que saborearemos mejor los alimentos y necesitaremos menos comida para saciarnos.
  • Comer sano es solo el primer paso. Con los consejos anteriores mejoraremos enormemente nuestra alimentación en el trabajo, aunque no debemos quedarnos ahí, ya que la siguiente meta a batir es el ejercicio. Ya sea en nuestra casa habitual o si queremos encontrar casas en alquiler, lo ideal es tener el trabajo a una distancia favorable para ir en bicicleta o patines, o al menos tener algún gimnasio cerca para hacer algo de ejercicio al menos dos o tres veces por semana.

Lorena Rodriguez

¡Hola chicas! Soy Lorena, una futura Comunicadora social - Periodista y las estaré acompañando con artículos muy interesantes sobre los temas que mas nos atraen a las chicas de hoy.

1 comentario

  1. Genia!! gracias por estos fabulosos consejos, la verdad es que he aumentado mucho de peso desde que estoy trabajando y es por que hago muchas de las cosas que recomiendan no hacer, muchas gracias!!!

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